Afrontar la ansiedad: la respiración diafragmática
Bajo condiciones de tensión o de estrés, muchas personas tienden a respirar de manera demasiado rápida y superficial o demasiado profunda. Si esta forma de respirar se prolonga, aparecen sensaciones somáticas molestas (dificultades respiratorias, palpitaciones, dolor o malestar en el pecho, mareo, sudoración, temblor). En cambio, una forma correcta de respirar ayuda a sentirse mejor física y mentalmente.
La mayor parte de las personas respiran únicamente ensanchando y contrayendo su pecho (respiración torácica). A veces, levantan incluso los hombros para llenar los pulmones en su parte superior (respiración clavicular). En estos tipos de respiración no interviene prácticamente el diafragma y resultan insuficientes e inadecuadas.
En cambio, la respiración diafragmática o abdominal es la que permite con menos esfuerzo un intercambio más eficiente entre el oxígeno que inspiramos y el dióxido de carbono que expulsamos. El diafragma es un músculo en forma de bóveda que se halla en la base de los pulmones y separa el tórax del abdomen. Cuando se respira abdominalmente, el arco formado por el diafragma se aplana en gran medida durante la inspiración, lo que permite que entre más aire en los pulmones. Al espirar, el diafragma vuelve a su posición original.
La persona promedio respira de 12 a 16 veces por minuto cuando no está excitada o profundamente relajada. La técnica de la respiración controlada va encaminada a conseguir una respiración lenta, regular, diafragmática y no demasiado profunda. Dicha técnica puede ser utilizada para afrontar la ansiedad y, en general, para reducir la activación fisiológica.
Como cualquier otra técnica, la respiración controlada puede ser aprendida. Al igual también que otras técnicas o habilidades, su aprendizaje requiere una práctica frecuente por su parte.
A continuación se detallan los pasos para aprender la técnica de la respiración controlada:
1. Elija un momento para practicar en el que no sea interrumpido. Seleccione un lugar sin luces o sonidos distractores.
2. Para empezar a practicar, adopte una posición sentada. Si no consiguiera respirar correctamente, puede comenzar por una posición recli nada o tendida; por ejemplo, echado en un sillón reclinable o tumbado en la cama. Cuando haya aprendido a respirar en esta posición, pase a practicar sentado.
3. Afloje cualquier ropa o correa que pueda apretarle, especialmente en la zona de la cintura o abdomen. Adopte una posición cómoda y coloque una mano sobre el pecho y otra sobre el abdomen, con el dedo meñique justo encima del ombligo
4. Inspire por la nariz durante 3 segundos utilizando el diafragma. El abdomen se elevará y usted podrá notarlo con la mano que tiene sobre él. No eleve sus hombros ni mueva prácticamente el pecho.
Espire lentamente por la nariz o por la boca durante 3 segundos. El abdomen volverá a su posición original. Haga una breve pausa antes de volver a inspirar.
5. Inspirando y espirando durante 3 segundos y haciendo la pausa antes de volver a inspirar, usted respirará 8 veces por minuto. Si usted respira aún más despacio, no hay problema, pero si este ritmo es demasiado lento para usted, puede comenzar por uno más rápido de 12 respiraciones por minuto en el que la inspiración y la espiración duran 2 segundos cada una. Posteriormente, tendrá que aproximarse poco a poco al ritmo de 8 respiraciones por minuto.
6. No respire demasiado profundamente, ya que esto podría producir hiperventilación. La respiración tampoco debe ser tan superficial que se encuentre incómodo. La profundidad debe ser tal que la respiración no le cueste casi esfuerzo después de un periodo de práctica.
7. Si lo desea, puede también llevar a cabo durante la práctica alguna de las siguientes pautas:
- Repetirse mentalmente y de un modo lento la palabra “calma”, “relax” o “tranquilo” cada vez que espira.
- Concentrarse en el aire que entra y sale con cada inspiración y espiración respectivamente.
- Imaginar que la tensión se escapa con el aire espirado.
- Contar mentalmente cada ciclo respiratorio hasta llegar a 8, momento en el que se vuelve a empezar otra vez. (Si sigue el ritmo de 12 respiraciones por minuto, debe contar hasta 12.)
8. Practique la respiración controlada dos veces al día, a razón de 6 minutos cada vez.
9. Si en alguna ocasión encuentra dificultades para conseguir una respiración lenta y regular, puede practicar la respiración profunda con retención de aire:
a) Haga una inspiración lenta y profunda por la nariz durante 5 segundos.
b) Retenga el aire durante 5‑7 segundos.
c) Espire lentamente por la nariz o por la boca durante 10 segundos.
Repita esto una o dos veces más y vuelva al procedimiento de respiración controlada.
Se recomienda practicar la respiración controlada frecuentemente y emplearla como estrategia para afrontar las situaciones de tensión. En estas situaciones puede que no logre de entrada una respiración lenta y regular; no se preocupe, simplemente deberá intentar conseguirla poco a poco.
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