Inseguridad y autoestima
La inseguridad disminuye la autoestima
La inseguridad se puede definir como la dificultad para escoger una opción concreta para conseguir un objetivo determinado. Del mismo modo, persiste la duda de si es acertado aquello que hemos dicho o hecho, nosotros mismos u otras personas.
Es difícil poder sentirse plenamente seguro en todas las situaciones. Sin embargo, hay personas en las que la inseguridad interfiere de manera diaria, tanto en las valoraciones propias como en su entorno.
¿Qué características definen a las personas inseguras?
- Existen comportamientos frecuentes que reflejan una permanente inseguridad de la persona. Por ejemplo, aparecen dudas sobre el trabajo realizado, sobre la pareja, la necesidad de tener pruebas constantemente que muestren aquello deseado, etc.
- Se confía más en la opinión de los demás que en el propio criterio. De este modo, la valoración personal de uno mismo se ve influenciada por la valoración de los demás; si es positiva, la persona tiende a sentirse muy bien, mientras que, si es negativa o de rechazo, esto influye de manera negativa al estado anímico.
- Existe una constante preocupación de agradar a los demás.
¿Qué consecuencias conlleva la inseguridad?
Debido a la influencia de la opinión de los demás sobre uno mismo, el estado anímico tiende a posicionarse en extremos. Así, la persona tiene momentos en los que se siente pletórica, mientras que, en otros, se siente no válida o mal.
¿Qué técnicas mejoran la inseguridad?
La inseguridad está relacionada con la propia percepción de uno mismo y la autoestima. Desde la terapia cognitiva-conductual, existen técnicas para mejorar la autoestima y la interpretación de las situaciones.
En la persona insegura hay una distorsión del pensamiento. Así, resulta difícil poder observar las situaciones con objetividad. Cuando uno se siente desanimado o cuando la opinión de uno mismo baja, se pueden aplicar técnicas como la de las tres columnas; autoafirmación, distorsión y refutación. En la primera columna se escriben las afirmaciones que uno mismo realiza, en la segunda se observan las distorsiones cognitivas efectuadas; generalización de situaciones o designaciones peyorativas. Y, finalmente, en la tercera, consiste en evitar centrar la atención en los aspectos negativos y tener en cuenta que la designación que se está haciendo se refiere sólo a una parte de sí mismo o de una experiencia.
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